Antiguamente, los tatuajes se eliminaban con métodos agresivos. En la actualidad se emplea el láser para eliminar los tatuajes de forma eficiente, sin dañar la piel circundante. l tatuaje se realiza mediante una inyección intradérmica de partículas insolubles de tinta, que se acumulan en el interior de las la piel. Debido al tamaño de las moléculas de tinta, el sistema de limpieza de nuestro organismo no puede eliminarlas, por lo que los pigmentos quedarán incrustados de manera estable, sin ser eliminados.
El láser es la mejor alternativa para la eliminación de tatuajes, tanto artísticos como traumáticos o cosméticos. La eliminación de tatuajes con láser se inicia mediante el barrido de la piel con una pieza de mano similar a una pistola, que al activar el láser, permite dirigir la energía hacia el tatuaje. La luz del láser penetra por la piel como si fuera transparente y es absorbida por las partículas de tinta del tatuaje. El láser fragmenta la tinta en otras partículas mucho más pequeñas que entonces ya pueden ser eliminadas por el organismo.
La duración del pulso muy corto, del orden de nanosegundos, permite fragmentar el pigmento de los tatuajes mediante un mecanismo llamado fotoacústico. El pigmento fragmentado por el láser es expulsado fuera de las células donde se acumulaba. Posteriormente, los macrófagos del sistema inmunológico y el drenaje linfático se encargarán de eliminarlo. El número de sesiones para quitar tattoo con láser varía en función de distintos factores. Unos factores son los directamente relacionados con el tatuaje: su antigüedad, tipo y color del pigmento, profundidad de la tinta, extensión del mismo, técnica del tatuador, etc.
Otro factor importante es el sistema inmunológico de cada persona y de la ubicación del tatuaje. El sistema de “limpieza” del cuerpo varía en eficiencia de una persona a otra. Por ejemplo, los morados desaparecen más rápido en algunas personas que en otras, así como hay personas que se resfrían más que otras.