Un injerto de piel es un pedazo de piel sana extraída de un área del cuerpo para reparar piel dañada o faltante en otra parte del cuerpo. Esta piel no tiene su propia fuente de flujo de sangre.
Un colgajo de piel es piel y tejidos sanos que se desprenden parcialmente y se trasladan para cubrir una herida cercana. Un injerto es un parche cutáneo que se extrae quirúrgicamente de un área del cuerpo y se trasplanta o se pega a otra área.
Esta cirugía generalmente se hace mientras usted está bajo anestesia general. Esto significa que estará dormido y libre de dolor.
Se toma piel sana de un lugar en el cuerpo, llamado el sitio donante. A la mayoría de las personas que se someten a un injerto de piel les practican un injerto de piel de grosor parcial, en el cual se toma piel de las dos capas cutáneas superiores del sitio donante (la epidermis) y de la capa por debajo de la epidermis (la dermis).
El sitio donante puede ser cualquier zona del cuerpo. La mayoría de las veces, es una zona que se oculta con las ropas como los glúteos o la parte interior del muslo.
El injerto se extiende con cuidado en la zona descubierta a donde se va a trasplantar y se sostiene en su lugar, ya sea presionando suavemente con un vendaje grueso que lo cubra o por medio de grapas o unos cuantos pequeños puntos de sutura. La zona donante se cubre con un vendaje estéril por 3 a 5 días.
Las personas con una pérdida de tejido más profundo pueden necesitar un injerto de piel de grosor total. Esto requiere el grueso completo de la piel del sitio donante y no sólo las dos capas superiores.
Un injerto de piel de grosor total es un procedimiento más complicado. Los sitios donantes comunes para estos injertos incluyen la pared torácica, la espalda o la pared abdominal. Las zonas elegidas como donantes pueden ser muy variadas aunque cuanto más cerca estén de la zona dañada más similitud habrá entre ellas. Por eso para los injertos de piel en la cara, por ejemplo, se suele utilizar piel situada por encima de la clavícula.